El origen de las cartas es bastante incierto, ya sea de las cartas del Tarot, de los juegos de naipes o de cualquier otro. Lo único que probablemente se pueda afirmar con seguridad es que las cartas no eran un simple pasatiempo, sino que servían para transmitir sabiduría y conocimiento.
Baraja es el conjunto o juego de naipes de distintos valores y palos, y barajar es mezclar las cartas. La etimología de la palabra no está clara, no fue hasta 1884 cuando la RAE (Real Academia Española) propuso una, que proviene del céltico barad (engaño, riña pelea). Dado que esta etimología no está realmente fundada, las posteriores ediciones del DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) la obvian.
Hay otras etimologías que la RAE afirma que tampoco tienen fundamento, pero yo no tengo eso tan claro. Al final va a resultar que esta palabras y derivados aparecieron de la nada. Aparecieron por… Baraka… (sigue leyendo y entenderás el «juego» de palabras).
Por un lado se especula directamente que barajar proviene de beraja (bendecir en hebreo, parecido al árabe) y que los judíos en la España Medieval hacían ver que jugaban a las cartas (barajaban) cuando rezaban para esquivar la Inquisición.
Por otro lado se afirma que la palabra baraja viene del árabe baraca Baraka, Báraka o Barakah (en árabe بركة).
La Baraka, Báraka o Barakah (en árabe بركة) en el islam, es una especie de bendición, de continuidad de presencia espiritual, de revelación, que comienza con Dios, fluyendo a través suyo y por extensión, hacia lo más cercano a Dios. Es la intensidad vital de todo lo existente que se transforma en una especie de efluvio intangible, más o menos poderoso. Baraka significa bendición, bendición divina, carisma, gracia divina (cualidades poseídas por los sabios y santones y que la podrían transmitir a sus discípulos, los iniciados), salud, abundancia, fecundidad, suerte, prosperidad y buena ventura. Es estar tocado por lo divino.
A pesar de que se suele considerar a la Baraka como simple suerte o fortuna, parece más acertado entenderla como gracia, quien la posee es que tiene una cualidad superior o divina, algo más que puro azar; es nuestro sino o destino dirigido por la providencia divina.
Todo esto son, en realidad, sus efectos pues en si misma no es descriptible. Es un poderoso tonificante espiritual que repercute de manera positiva en todas las dimensiones de la vida. Emana de ciertos objetos, lugares y momentos. La baraka puede encontrarse dentro de cualquier lugar, persona o cosa, como elegidos por Dios, tocados por su gracia divina. Principalmente está relacionada con una persona específica, con ciertas cosas concretas, o en un lugar concreto desde el que emana o se puede transmitir a otras personas. Esta fuerza se inicia fluyendo o volcándose directamente de Dios en la creación, que es digna de baraka. A la misma vez, estas creaciones dotadas de baraka pueden transmitir el flujo de baraka hacia otras creaciones de Dios, por proximidad física o por adhesión.
¿Tendrá algo que ver lo de «echar la buena ventura» de las gitanas al leer las cartas o leer la mano?.
La baraka es un concepto importante en el misticismo islámico, en particular del Sufismo. Impregna, tanto textos y creencias, como prácticas y espiritualidad. El sufismo hace hincapié en la importancia del conocimiento esotérico y la unión espiritual con Dios a través del corazón. La baraka simboliza esa conexión entre lo divino y lo mundano a través de la bendición directa e intencional de Dios.
La baraka no es un estado, es un flujo de bendiciones y gracia. Se cree que los que han recibido baraka tienen la capacidad de realizar milagros (karamat), como leer el pensamiento, sanar a los enfermos, volar o resucitar a los muertos.
La vida es un juego. Tú no eliges las cartas, pero sólo tú decides qué hacer con ellas. Y el juego de la vida está contenido en los naipes de la “baraja española”.
Naipe proviene de la raíz en árabe nafs que significa “vida”. Etimológicamente, quiere decir respiración. El aliento de Dios sobre todas las cosas. El nafs de un ser humano es su alma.
Y volvemos a la Baraka: La magia que habita en aquellas cosas que fecundan la vida. Sentir el aliento divino en ellas no depende del azar, es el azar lo que depende de ti. La palabra vida en hebreo haim se escribe con una letra similar a la “n”. Y mazal significa suerte, como el mazo que esconde encriptada nuestra alma judía, musulmana y cristiana.
La baraja hispana se divide en cuatro palos como las estaciones del año. Cada palo suma 91 puntos que por cuatro equivalen a los 364 días del almanaque más el bisiesto. La tradición popular tiende a reducir el mazo a 40 naipes como los días de vigilia y ramadán. Hay baraka en el caballo y en los números impares y primos, sin duda los más importantes de la baraja. Como el as. La carta que simboliza la unidad es la más valiosa con 11 puntos. Multiplicados por las 9 restantes del palo resultan los 99 nombres de Dios. Cada palo representa los cuatro poderes terrenales que nos gobiernan: el económico (oros), el religioso (copas o cálices), militar (espadas), y político (bastos). En ese orden según los cortes en el marco. Las cartas que quedan en el mazo se roban. Como hacen los poderes con nosotros. Cuatro palos, cuatro expolios.
-Oros. Ejemplo: No voy a olvidar ni perdonar el expolio de la deuda histórica.
-Copas. Ejemplo: Algún día conoceremos la magnitud del expolio patrimonial que se está llevando a cabo.
-Espadas. Ejemplo: Somos los que más sufren el expolio territorial.
-Bastos. Ejemplo: La cadena de expolios políticos es interminable.
Envidar es poner la vida en cada apuesta. Ejemplo: Envidar, eso es lo que hacen aquellos quienes no consiente estos expolios.