Este tipo de hechizos son los más corrientes por la comodidad que implica la distancia entre el solicitante y la víctima, de modo que esta ni sospecha lo que se está tramando. El medio de comunicación entre ambas partes es el hechicero que mediante simulación une las dos energías y facilita el paso, normalmente de negatividad. Su medio de trabajo es el simulacro, que en este caso se trata de una imagen irreal con la función de representar una energía que vive y actúa sobre un plano más etéreo que físico, y que abre paso a las energías negativas. Para este tipo de trabajos se suelen utilizar fotos de la víctima, o la muñequita de cera o trapo que simboliza a la víctima como persona, ropas, restos de animales y frutos. También animales vivos como el sapo son utilizados y en lo referente a los elementos más habituales se encuentran los alambres, huesos, ramas secas, nidos de pájaros, velas, etc.
Hay algunas técnicas específicas para realizar un hechizo de este tipo:Técnica de clavado: En este sistema se utilizan objetos perforadores, alfileres, agujas, clavos, pequeñas espadas, pinchos, palos de punta afilada, etc. Los más utilizados son los alfileres, que con frecuencia se clavan en un objeto simulador que puede ser de cualquier material, pero el más adecuado y utilizado, considerado el elemento mágico por excelencia, es la cera (velas de figura), porque en ella se puede clavar fácilmente. Otras veces, el pinchazo se realiza directamente sobre una fotografía o sobre un vestido de la persona a trabajar. La cera, al ser moldeable, se trabaja en forma de muñeco. El simulador se trabaja procurando que se parezca a la víctima, resaltando sus características masculinas o femeninas. Cuando es posible, se introducen en el interior del simulador partes físicas de la persona, como uñas o cabellos. También se obtienen resultados con partes de animales. Los órganos animales más utilizado son los de gato, perro o gallina. La acción de clavar un alfiler en una parte del simulador tiene el efecto de atacar en el plano energético y anímico de la persona hechizada o trabajada, que muchas veces acusará un dolor físico real en la zona del cuerpo correspondiente. Así, una aguja o un alfiler clavados en la cabeza crearán insoportables dolores en esta, en el corazón infarto, en el tórax enfermedades pulmonares y en los órganos genitales impotencia, falta de deseo o esterilidad.
Técnica de putrefacción: Con este método se aprovecha la capacidad natural de deterioramiento de las sustancias orgánicas. Normalmente, (es muy importante que la adquisición de productos animales no revista la muerte o el sufrimiento de ningún ser vivo) se utilizan partes de animales que se unen a partes físicas de la víctima como cabellos o uñas, igual que en la técnica anterior, de modo que a medida que el proceso de putrefacción avanza se refuerza la acción del maleficio. Actualmente es mucho más ético usar una pieza de carne, una piel de animal o restos vegetales, como la piel de una fruta, para envolver con ello los testigos, cabellos, trozos de uña, fotografía o, lo que es peor aún, tan sólo un papel con el nombre y los datos personales de la persona a trabajar. El testigo también puede estar representado por cualquier objeto que pertenezca a la víctima, como ropa, un pasador para el cabello o cualquier cosa que esté en contacto directo con ella.
Posteriormente se procede con la dispersión o diseminación, que consiste en enterrar en el suelo el simulador dentro de un receptáculo o contenedor hermético y en un punto estratégico, como un cruce de caminos por ejemplo o un cementerio, con la única finalidad de que durante el proceso de putrefacción las energías del hechizo vayan creciendo, reforzándose y esparciéndose a medida que se va deteriorando la sustancia orgánica.
Técnica de nudos: Los hechizos de anudamiento son un sistema muy popular y toda su técnica se basa en la magia de correspondencia. Esto quiere decir que, si atando una cuerda se cree perjudicar a una persona, esta será realmente perjudicada. Realizar un nudo quiere decir atar mágicamente a algo o a alguien. Como ejemplo tenemos el conocido «lazo de las brujas» o «escalera de bruja» que se realizaba con una cuerda especial, hecha con pelos de animales. Se hacían 9 nudos, y mientras realizaba la operación, la bruja enviaba pensamientos de odio y recitaba fórmulas mágicas. De esta forma se mataba a la víctima sofocándola lentamente, ya que cada nudo iba empeorando su estado de salud, o para actuar en el aspecto sexual, provocando la impotencia.
La escalera de bruja es una herramienta mágica, utilizada por los antiguos practicantes de hechicería, y actualmente recuperada por los seguidores de corrientes espirituales paganas, como la Wicca. Confeccionada con materiales naturales, la escalera de bruja es similar a los rosarios católicos en el sentido de que permiten al a quien la utiliza llevar la cuenta de ciertos hechos (oraciones, mantras, hechizos). (No se unen los extremos como en el rosario). Debe ser confeccionada por su propietario, ya que es en ese acto donde reside la mayor parte de su poder. La forma más habitual de elaborarla es trenzando tres cuerdas o hilos (de fibra natural siempre). Los colores de cada cabo dependerán de la elección de la Bruja, relacionados con el hechizo a realizar o con lo que represente para el usuario. A la trenza se le incorporan cuarenta cuentas o nudos que irán separados en grupos de 3, 7, 9, o 21. Las cuentas deben estar hechas de semillas, cristales u otros elementos recolectados en espacios naturales. Se suelen añadir nueve plumas a la trenza, atándolas a la cuerda. Cada elemento incorporado en la escalera de Bruja es acompañado por una plegaria personal destinada a reforzar el objetivo mágico que tendrá esta herramienta. Se finaliza con la consagración de la escalera de bruja, y estará lista para ser usada.
Al igual que otros instrumentos espirituales, la escalera de bruja se emplea para llevar la cuenta al recitar los mantras durante la meditación o repetir los hechizos correspondientes a un determinado ritual. La escalera de bruja se considera un hechizo en sí misma, adjudicándole a cada nudo el valor de los deseos o el nombre de los pasos que llevarán a la manifestación del objetivo central. También se suele utilizar en la ejecución de hechizos de atadura, para protección y en su vertiente más oscura puede ser empleada en prácticas nada recomendadas como amarres amorosos o maleficios. Atentan contra el libre albedrío de las personas y acumulan karma negativo que siempre regresa a quien lo propone, lo hace o lo envía.
Hay alrededor de cincuenta tipos de nudos para realizar esta herramienta, y cada uno de ellos tiene un significado particular, dando siempre un resultado concreto.
Técnica de fuego: También se basa en la magia de correspondencia. El oficiante arroja el testigo al fuego, poniendo partes de la víctima en estufillas y recipientes de cerámica, frecuentemente ropa o cabellos de la víctima. En otras ocasiones se pone junto al fuego el muñeco de cera moldeada para hacer desaparecer el amor o la unión de una pareja a medida que la cera se derrite. También se queman hierbas o semillas generalmente tóxicas o venenosas. Las semillas representa el principio vital y energético del vegetal al que pertenecen.
Para los maleficios, debe ser de color oscuro y de cera virgen, a ser posible modelada con las propias manos. La vela contiene en si misma las cuatro fuerzas de la naturaleza:
– El FUEGO de la mecha arde en el AIRE, transformando así la cera, que representa el elemento TIERRA, en líquido, símbolo del AGUA. En los hechizos son muy utilizadas las lamparillas calienta platos, o la de cementerio, que son más efectivas si provienen de una tumba. O bien se puede fabricar una vela con los restos de las lamparillas sacadas de los cementerios.
En vez del fuego directo se puede usar el calor o velas, por resultar más cómodo y fácil. El fuego se utiliza también en trabajos benéficos, como purificador, para anular hechizos, diagnosticarlos o, como protección. La propia vela representa el símbolo de la vida. Un ejemplo es en los aniversarios, cada velita marca una etapa hacia la felicidad. Las velas sobre las tumbas representan la fuerza ascendente hacia el cielo, ayudando al difunto a aclarar su camino.